Manu Chao – Clandestino (1998)

Manu Chao ClandestinoNo es fácil hablar de un álbum del que se ha escrito ya lo mundano y lo divino. Y digo lo divino porque la crítica internacional ha situado ‘Clandestino’ de Manu Chao entre los discos fundamentales de la historia de la música. (Robert Dimery en ‘1001 Discos Que Hay Que Escuchar Antes de Morir’, Rolling Stone internacional en discos de la década y un largo etcétera). ¿Es exagerado tanto elogio para el que fuera su debut en solitario después de romperse Mano Negra? La respuesta la tengo muy clara, no. Tanto desde el punto de vista objetivo, musical, como del subjetivo, puesto que el principal valor de este disco es su sentimiento. Y ahora que cumple quince años…

…Y las vivencias y la locura del fin de siglo (“perdido en el siglo XX, rumbo al XXI”) en el que también se encuadró el álbum han pasado, su valor sigue estando intacto. Es un álbum imperecedero y voy a intentar explicar el porqué.

Después de que Mano Negra cerrara su camino con ‘Casa Babylon’ (precedente collage de lo que sería después los dos siguientes discos en solitario), Manu Chao decide coger la mochila (como Labordeta) y se lanza a una extensa expedición por Latinoamerica con su hermano y algunos amigos muy cercanos. En su equipaje, una grabadora portátil de ocho pistas y su guitarra. Y ganas de aprender y empaparse de todo cuanto ve y escucha.

El disco es un crisol de sonido que van desde la cumbia colombiana, al son brasileño, la guitarra peruana, el influjo mejicano y zapatista, lleno de cortes y samplers de grabaciones de la radio de guerrillas, de discursos del subcomandante Marcos, de gente de la calle o pasajes de televisión que van de la telenovela al fútbol, pasando por noticias del protocolo de Kioto. Influencias que incorpora a las ya trabajadas con Mano Negra, véase boogies o percusión africana, hedonismo electrónico o la canción francesa (que después explotará en ‘Siberee M’Etait Contée’, otro álbum imprescindible). Todo cantado en gran parte en castellano, pero también en francés, inglés, portugués o árabe.

Ante todo es un álbum de desarraigo. Que rezuma de tristeza tanto de exilio exterior (las duales ‘Clandestino’ – ‘Desaparecido’, con frases lapidarias), como de exilio interior (la propia ‘Desaparecido’, ‘Día Luna… Día Pena’ o ‘La Despedida’). Pena por la vida oprimida y por un mundo cruel, pero que aún tiene fuerzas para intentar bailar entre la desesperación, como en ‘Lágrima de Oro’, ‘Malegría’, ‘Luna y Sol’ (es imposible que una canción de baile suene tan triste como estas) o la manonegra ‘Bongo Bong’, que utiliza los mismos samplers para enlazar con la francesa ‘Je Ne T’Aime Plus’, otra joya inolvidable.

Porque ese es otro valor en firme de ‘Clandestino’. Las canciones se enlazan con naturalidad, los ritmos y sonidos se multiplican constantemente por el disco, repartiendo por el minutaje un carácter unitario. Como si fuera el capítulo del Ulises de James Joyce en el que Molly Bloom realiza su monólogo interior y vuelve constantemente a pensamientos ya pronunciados, presentándose en primera línea, aunque la razón discursiva (melódica en el álbum) ya sea otra, aunque parezcan fuera de lugar. Son la unidad de pensamiento y sentimiento que se trasladan aquí en música, como un continuo, como un viaje.

Esa sensación nómada es también interior y exterior. Está muy presente en canciones como ‘Por El Suelo’, sobre la opresión social, la menospreciada pero intensa ‘La Vie A 2’ en un francés visceral, con marcado carácter argelino, o por supuesto, ‘El Viento’, con ese “por la carretera”, que convertirá en aquelarre ska en sus directos posteriores.

El nihilismo intensivo de ‘Mentira’, la fragilidad congénita de ‘Mama Call’ o la nana ‘Minha Galera’ y la revisión fronteriza de ‘Welcome To Tijuana’, completan estos 45 minutos que fueron una sacudida personal aquel año (justo el que salí de casa de mis padres para iniciar la carrera universitaria a muchos kilómetros de distancia) y que me cambió en cierta forma, no ya la forma de ver el mundo, sino de sentirlo.

Es un disco mestizo de los de verdad, que grabó “para su madre y sus amigos” y que revolucionó el mundo con más de tres millones de copias vendidas y una influencia cultural arrolladora que derivaría en pseudo-clones empeorados como Macaco. Después Manu Chao intentó repetir la fórmula collage/conceptual en ‘Próxima Estación. Esperanza’. Un álbum que le salió igual en lo plástico, pero no tanto en la emoción (“una mierda”, lo calificó Bunbury en el programa Lo + Plus). No diría yo tanto.

No importa. Clandestino es eterno.
Tracklist:

 

  1. Clandestino
  2. Desaparecido
  3. Bongo Bong
  4. Je Ne T’Aime Plus
  5. Mentira
  6. Lágrimas De Oro
  7. Mama Call
  8. Luna y Sol
  9. Por El Suelo
  10. Welcome To Tijuana
  11. Día Luna… Día Pena
  12. Malegría
  13. La Vie A 2
  14. Minha Galera
  15. La Despedida
  16. El Viento

 

 

Publicado el febrero 8, 2013 en Críticas Remember y etiquetado en , , , , , . Guarda el enlace permanente. 6 comentarios.

  1. Muy buena crónica!! Esto es un discazo que poco tiene que envidiar a sus mejores años de Mano negra! Luego bajó un poco el listón, la verdad, pero eso sí, en directo es un lujazo!!
    Un saludo

  2. Duele leer Macaco en la misma frase que Manu Chao, aunque sea para llamarle pseudo-clon empeorado jajajaja

    Gran crónica, como siempre!

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